Este concepto se originó a partir de la Revolución Industrial en Reino Unido, pero ha crecido cada vez más con el paso del tiempo.
Se ha demostrado que trabajar más horas causa estrés, mala participación en el lugar de trabajo y una menor productividad. Para mejorar esto último, el estudio sugiere tomar descansos de 15 minutos durante todo el día de trabajo, utilizando la técnica Pomodoro (Pomodoro Tecnique), y dividir el trabajo en bloques de 90 minutos con un descanso de 20 minutos después de cada sesión.
Como conclusión, tener un día de trabajo productivo se reduce a la gestión de la energía y no del tiempo.
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