¿Tu carrera como freelance está atascada? ¿Te solían llover clientes y proyectos que no han vuelto a descolgar el teléfono? ¿Has recibido valoraciones negativas y no sabes por qué? En este artículo desentrañamos algunos de los errores más comunes en esta modalidad de trabajo para que puedas ponerles solución. Labrarse un futuro prometedor como freelance y mantenerse en la cresta de la ola no es nada sencillo. Pese a que por una parte esta modalidad de trabajo tiene cada vez una mayor presencia en el mercado y las empresas apuestan cada vez más por el empleo remoto, gracias a la innovación tecnológica, a la flexibilidad laboral y a la proliferación de e-nomads, son muchos los obstáculos y las exigencias de ser freelance.
Por una parte, es necesario saber administrar bien tu tiempo para no convertirte en un ser sedentario o de horarios caóticos, actualizar constantemente tu portfoliopara que resulte atractivo, contar con una buena infraestructura para potenciar tu productividad y salud física, continuar formándote o potenciar tu marca personal a través de las redes sociales para darte a conocer e incrementar tu valor.
Además de la carga de trabajo y la responsabilidad individual -que en contrapartida, lleva aparejada una mayor libertad creativa, flexibilidad laboral o control de horarios-, un freelance debe aprender a manejar el apartado de la contabilidad y los impuestos -ya que la gran mayoría trabajan por cuenta propia-, fijar sus propias tarifas, destacar sobre la competencia o generar una buena impresión en clientes y empresas para seguir siendo una referencia a la que acudir.
Sin embargo, si continúas trabajando incansablemente pero no logras retener a largo plazo a tu clientela, recibes respuestas mediocres o críticas a la calidad de tu trabajo o sigues tropezando con la misma piedra que los novatos en el sector, lo más probable es que hayas transformado errores recurrentes en malos hábitos.Averigua cuáles son para deshacerte de ellos.
7 hábitos negativos y fallos que cometes como freelance (y que deberías evitar)
- Asumes más proyectos de los que puedes manejar: Es un error muy común de muchos trabajadores independientes, movidos por la incertidumbre económica futura, el ansia de ahorro o el sentimiento de culpa y presión que produce el competitivo mercado actual. No te comprometas con demasiados proyectos sin analizar previamente si puedes completarlos con la calidad que se presupone o entregarlos en el plazo de tiempo estipulados. Revisa exhaustivamente los recursos que precisarás, el presupuesto, las deadlines del cliente y cómo aceptar el encargo impactará sus proyectos actuales.
- No dar actualizaciones regulares al cliente: Recuerda que la comunicación es clave en cualquier relación, personal o profesional. Para evitar tener problemas, que surjan malentendidos o que el cliente emita un feedback negativo sobre tu perfil, es importante mandar informes periódicos sobre los proyectos -especialmente cuando estos son extensos o de larga duración-, consultar las dudas y aportar retroalimentación sobre las necesidades del cliente.
- Pasarte de rosca con la confianza: Aunque tengas una relación de trabajo cómoda y fluida con tu empleador o cliente, debes tener claros los límites, ser serio en lo que respecta a las reuniones, no emplear expresiones groseras y mantener siempre un tono cortés y profesional en llamadas telefónicas o correos electrónicos.
- No hacer red: Los clientes y empresas con los que trabajas -además de los profesionales de tu sector con los que puedes asociarte, por ejemplo, en un espacio de coworking– constituyen un diamante en bruto para realizar acciones de networking y acceder a otros proyectos. Pueden conectarte con otras propuestas, hacer crecer tu valor, brindarte asociaciones con otros negocios o relanzar tu carrera profesional gracias a valoraciones y comentarios positivos en tu blog o a través de redes sociales como LinkedIn.
- Enviar propuestas ambiguas y difusas: La personalización es clave en la carrera de todo freelance que se precie. Si mandas un texto neutro que podría encajar con la petición de cualquier compañía o particular, enviarás un mensaje de desinterés sobre el proyecto, incluso de prepotencia o falta de profesionalidad. Cuida la atención al cliente, esfuérzate en la redacción de correos electrónicos y permite que te contacten por vías más personales como Skype, Hangouts o llamada telefónica.
- Falta de puntualidad en los plazos: Otra de las cosas más sagradas que debes cuidar es la entrega a tiempo de los proyectos y sus diferentes plazos, marcados a través de las deadlines. Especialmente si las incumples en varias ocasiones provocarás la frustración y el desagrado del cliente, con las consiguientes valoraciones negativas y la pérdida a largo plazo de la empresa o usuario, ya que optarán por contratar los servicios de otro profesional.
- Cambio de presupuesto una vez iniciado el proyecto: Debes ser muy claro con respecto a las tarifas y el coste total del proyecto, sea cual sea tu modo de tasarlo -por hora, por palabra, por pack, por plazos, etc-. Si ofreces un descuento, no deberías retirarlo a posteriori. Si fallaste en el cálculo del tiempo o esfuerzo que te suponía un encargo, deberás asumir tu error y aprender para la próxima ocasión. Lo fundamental es que hagas un buen análisis previo y negocies adecuadamente con el cliente.
Fuente | Freelancer