Actualmente, se escribe mucho acerca de las bondades del talento y la creatividad y su efecto beneficioso en la productividad y resultados de las organizaciones.
Si bien es innegable que trabajar en un entorno creativo en el que se sepa aprovechar el talento, beneficia a las organizaciones, no es menos cierto, que existen muchas trabas que acaban por mutilarla.
Para que una empresa acepte la creatividad es indispensable que sus responsables sean sensibles a ella y convierta la estructura de la entidad en un entorno abierto y participativo.
Sin embargo, aunque un responsable piense que está creando un ecosistema para la creatividad en su organización, determinadas actitudes pueden destruir esos buenos propósitos.
Esas actitudes se muestran habitualmente con frases nocivas para la creatividad tales como, eso no va a funcionar, eso se ha hecho, eso qué significa o, un clásico, como ¿eso qué significa?.
La principal razón a esta negación es que esas personas creativas son capaces de anticipar escenarios futuros, mientras que, quienes han de validarlas v se centran en el presente, siendo incapaces, de proyectar escenarios futuros.
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