Desde la eclosión de los medios y redes sociales, las personas han cambiado muchos de sus hábitos más tradicionales. Sobre todo a la hora de establecer relaciones y comunicarse. Junto a este tipo de medios, la revolución de los nuevos dispositivos móviles, también ha servido para terminar imponiendo nuevos comportamientos a la hora de relacionarse.
No podemos negar que tanto las redes sociales como los nuevos dispositivos móviles han cambiado muchos paradigmas de la comunicación de las empresas.Sin embargo, y a pesar de que de forma constante solemos debatir sobre los retos de las empresas a la hora de adaptar los nuevos medios y tecnologías, los verdaderos problemas de comunicación comienzan a detectarse con mayor preocupación entre las propias personas.
Redes sociales y aplicaciones móviles de mensajería han ampliado de algún modo las fronteras de los círculos sociales de las personas. De igual forma, el hábito extendido de comunicarnos cada vez con mayor frecuencia a través de ellas, ha transformado por completo los hábitos de las relaciones tradicionales en grupo o cara a cara. Si bien es cierto que todos estos canales y herramientas pueden ofrecernos el mantenernos en contacto reduciendo las distancias, las costumbres del mundo real y el tiempo compartido parece que también se van perdiendo.
Pero no solo eso. Aun cuando las nuevas generaciones permanecen unidas, de forma cercana y real, surgen como "malos hábitos", otros comportamientos que están derribando las relaciones más humanas. En grupo o en pareja, en casa o en el restaurante, resulta bastate habitual el observar como las personas pueden permanecer cercanas y estar a la vez ausentes por su dependencia a estar permanentemente conectadas y pendientes de sus dispositivos móviles.
Carlos García-Hoz, Director General Creativo de la Agencia de publicidad 101, ya nos deleitaba con una reflexión relacionada a través de un interesante artículo donde recurriendo a aquella popular frase atribuida a John Lennon, "La vida es lo que pasa mientras estás ocupado haciendo planes", concluía con aquello de "La vida es lo que pasa mientras miras el Whatsapp" y manifestando en este sentido cómo las redes sociales en combinación con el móvil pueden convertirse en un auténtico peligro.
Estas nuevas tendencias y hábitos también han terminado por establecerse en los círculos profesionales. El networking en los negocios siempre ha sido un aspecto sumamente importante, pero este nuevo escenario le ha quitado valor a aquello de estrecharse la mano. Es cierto que de esta forma, todos tenemos la oportunidad de aprovechar tales medios y canales para ampliar nuestras redes de contactos. ¿Pero cuántos de ellos nos aportan algo valioso o son realmente de confianza y reales?
Ahora resulta que nos preocupamos por la falta de comunicación de las empresas. Por la falta de inmediatez y de respuestas. Por la falta de cercanía y de confianza. Todo ello porque nos hemos convertido en adictos a los nuevos medios y tecnologías mientras nos sentamos en la mesa conectados y chateando a través de Facebook o Twitter sin percatarnos de que estamos también en compañía. Está claro que esta crisis de comunicación no es solo una cosa de marcas y empresas, sino también de valores, educación y respeto. Y este es también el principal problema de la comunicación entre nosotros, las personas.
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