Mejorar tu productividad diaria no requiere hazañas épicas ni cambios disruptivos. A veces, ser más productivo es cuestión de implementar una serie de pasos y herramientas de organización en tu rutina cotidiana. Veamos cuáles son. La productividad en este siglo XXI es la piedra filosofal que todo el mundo quiere descubrir, la aspiración para gestionar mejor nuestro tiempo y emplear con más eficacia nuestros propios recursos. Existen numerosos recursos e ideas para explotarla: los que huyen del estrés amarán las listas anti To-Do, los más visuales se decantarán por el método Kanban y los que funcionan bajo el dictado del minutero pueden apostar por la técnica Pomodoro.
Al margen de programas informáticos, herramientas digitales como el software colaborativo o estrategias peculiares como Getting Things Done, la técnica propuesta por David Allen, “Horario Ideal Biológico”, un método de Sam Carpenter o “No romper la cadena”, creada por Jerry Seinfeld, en tu día a día puedes introducir pequeños pasos, como aquellos que propone Robert Pozen, todo un experto en la materia.
Este profesional ha tenido que aprender a ser eficiente para trabajar en la impresionante lista de responsabilidades que ha asumido a lo largo de su carrera, incluyendo periodos como abogado en la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, presidente de Fidelity Investments o presidente ejecutivo de MFS Investment Management.
Su último libro publicado es “Extreme Productivity: Boost Your Results, Reduce Your Hourss”, y da conferencias en la Escuela de Administración de Sloan del MIT, donde recientemente compartió consejos sorprendentemente simples para llegar a extremos en cuanto a hacer las cosas. Estos son sus consejos para incentivar tu productividad diaria.
7 claves diarias para mejorar tus niveles de productividad
- Paso 1: mide la productividad en resultados, no en horas. “Las horas no son un buen sustituto de lo que producimos”, afirma el experto. Por ello, debes conocer en qué competencias o funciones eres más eficiente, aprender a mejorar en las que no y evaluar tus propios resultados, en lugar de prolongar la viciada práctica del presentismo.
- Paso 2: clasifica tus objetivos. Este es un punto fundamental y en el que muchas personas no se detienen. Para saber cómo gastar tu precioso tiempo debes saber cuáles son tus prioridades. Elabora una clasificación con tus metas, incluyendo aquello que te gusta, tus puntos fuertes, el propósito detrás de cada objetivo y cómo se ajustan a las necesidades generales más amplias para tu vida profesional, ya sea como freelance o dentro de tu empresa.
- Paso 3: descompón las tareas en otras más pequeñas: Puedes empezar por las más fáciles, rápidas y sencillas o por el contrario, dejar estas para el final del día, cuando acuses el cansancio. También debes conocer cuáles son tus picos de productividad más elevados del día. En todo caso, subdividir las tareas es una clave fundamental, también para reducir el estrés y la ansiedad.
- Paso 4: comienza por el final. Una estrategia interesante que Pozen defiende para proyectos más importantes es comenzar con lo que crees que serán las conclusiones y respuestas clave que, por supuesto, podrás revisar y modificar durante el desarrollo.
- Paso 5: tiempo de inactividad para pensar. Es fundamental reservar ratos al día para meditar en torno al trabajo, las expectativas laborales, los caminos futuros o las exigencias de cada proyecto.
- Paso 6: minimiza las elecciones diarias. o la comida que llevarás a la oficinaEspecialmente en momentos de mucha carga laboral o estrés, puedes dejar decisiones programadas de antemano la noche anterior, como la ropa que te vas a poner.
- Paso 7: No te lo lleves a casa. Es importante llegar a casa a una hora razonable y saber desconectar del trabajo, huir de los aparatos tecnológicos, pasar tiempo con tus seres queridos, cultivar tus aficiones y descansar.
Fuente | Inc
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