Pocas marcas despiertan tanta envidia (de la buena y de la mala) como Apple. Aunque las malas lenguas dicen que la empresa de la manzana se ha divorciado de la innovación rompedora que la caracterizó en sus inicios, nadie puede negar que continúa teniendo el éxito a su vera. No en vano, hace sólo unas semanas se convirtió en la primera empresa en alcanzar el codiciado billón de dólares en los mercados bursátiles.
El éxito de Apple es en buena medida deudor del que fue su gurú durante años, el inolvidable Steve Jobs. Y el que fuera cofundador de la compañía de Cupertino se guarecía bajo la sombra del éxito encomendándose a las leyes (absolutamente inquebrantables) que desmenuza a continuación Inc.:
1. No pierda jamás de vista sus pasiones
Jobs hizo siempre lo que amaba y así lo recalcaba siempre en sus intervenciones públicas. “La gente dice que hay que poner mucha pasión en todo lo que haces y la verdad es que es totalmente cierto”, aseguraba Jobs. “Sin pasión cualquier persona mínimamente racional acabaría arrojando la toalla”, recalcaba.
Dicen algunos que la pasión está sobrevalorada, pero el emprendimiento que aspira al éxito rara vez sin concibe sin una pizca de pasión.
2. Encuentre una causa noble
En 1983 Jobs andaba empeñado en tirar los tejos a John Sculley, presidente de PepsiCo, para que abandonara la célebre multinacional de bebidas carbonatadas y se subiera al barco de Apple.
Al parecer Sculley se reunió una última vez con Jobs para rechazar su oferta. Enfrentado a su negativa (para que definitiva), el cofundador de Apple le espetó la siguiente frase: “¿Quieres vender agua azucarada durante el resto de tu vida o quieres venir conmigo y cambiar el mundo?”. Ni que decir tiene que Sculley cambió de opinión y aceptó la oferta de Jobs.
Sculley narraría más tarde que aquella inolvidable experiencia le inculcó la necesidad de perseguir una “causa noble”. Para Jobs hacer de los ordenadores dispositivos accesibles para todos no era meramente un negocio. Era una causa de naturaleza noble y por eso la perseguía con arrebatado celo y denuedo.
3. Simplifique todo
“La simplicidad es la máxima sofisticación”, dijo Jobs en una ocasión. El cofundador de Apple se aproximaba al diseño con el último objetivo de conseguir lo máximo con lo mínimo y de alumbrar soluciones sencillas.
Jobs aplicaba la simplicidad en todo lo que hacía, desde el diseño a la estrategia. Cuando en 1997 regresó a Apple después de haber sido despedido 12 años antes, su primera iniciativa fue reducir el portfolio de productos de la empresa de la manzana en un 70%. ¿Su objetivo? Que los ingenieros de Apple pusieran todo el foco en el 30% restante (lo que Jobs denominaba las “gemas”).
4. Desate su creatividad
De acuerdo con Jobs, el secreto de la creatividad consiste en empaparse como una esponja de las mejores creaciones humanas y tratar después de trasladar tales creaciones a aquello que tenemos entre manos.
Para alumbrar Apple II, el primer ordenador “user-friendly”, Jobs se inspiró en los electrodomésticos de cocina. Y antes de abrir la primera Apple Store, Jobs puso su mirada en los hoteles de los de la cadena Ritz-Carlton.
La creatividad no brota de la nada. Hay que exponerse a ideas ajenas (y al margen de nuestro campo de actividad) para que la creatividad germine.
5. Cree magníficas experiencias de usuario
Buena parte del éxito de las Apple Stores echa raíces en las experiencias que allí se brindan al consumidor. Y tales experiencias son posibles gracias a las personas (imbuidas todas de una gran pasión por Apple y todo lo que representa la marca).
6. Domine el arte del storytelling
Antes de que PowerPoint y Keynote tuvieran a bien entrar en escena, Jobs ya ofrecía magníficas presentaciones. En el lanzamiento del primer Macintosh en 1984 Jobs no precisó de diapositivas para infundir drama a lo que estaba contando. Con la inestimable ayuda del storytelling, el bueno de Jobs dibujó (imaginariamente) la apasionante historia de un villano, una lucha y un héroe.
Jobs era en realidad un “showman” capaz de convertir las presentaciones de productos en hipnóticas “performances”.
7. Venda sueños, no productos
En la presentación en 1997 de la icónica campaña “Think Different” Jobs dijo lo siguiente: “Alguna gente cree que quienes compran ordenadores Mac están locos, pero allí donde otros ven locura, nosotros vemos a genios”.
Al consumidor no le importan tanto los productos y los servicios de una empresa como las ideas de las que ésta se pertrecha. El consumidor tiene el foco puesto en sí mismo, en sus esperanzas y en sus sueños. Para concitar su atención hay que conectar con su genio interior (y el consumidor no tardará en caer rendido a los pies de la marca).
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