Hoy quiero compartir contigo una serie de historias con las cuales me he tropezado a lo largo de mi carrera en el emprendimiento.
Muchas de estas historias seguro te impactarán. Hoy he decidido compartirlas contigo para que te den aliento cuando sientas que necesitas apoyo.
La primera de estas historias tiene que ver con alcanzar el éxito y aprovechar el momento porque mañana podrías morir. Sí, así es, es importante aprovechar cada segundo de nuestras vidas.
1. La senda del éxito
Seguramente has escuchado que la senda para llegar al éxito es un camino con curvas, en las cuales podrás encontrar diversas cosas, tales como fallas, incertidumbre, amistades, familia, obstáculos, entre otros.
No obstante, también hay factores que son alentadores, como por ejemplo el poder perseverar, tener fe en la labor que se desarrolla, confiar en Dios, y sobre todo tener determinación.
Todos estos ingredientes te llevarán hasta el punto del éxito al cual deseas llegar.
2. Dios está allí
Aunque no hayas reflexionado sobre eso, Dios está allí desde que despiertas hasta que te vas a la cama, y aún sigue allí.
Desde que has puesto un pie fuera de tu cama él ha estado a la espera de que le agradezcas por las cosas buenas que te han ocurrido, o de que preguntes si tienes alguna duda.
Muchas veces salimos deprisa de nuestros hogares, y al despertar sólo nos preocupa la ropa que usaremos. Incluso así, Dios continúa tratando de comunicarse con nosotros.
Por ello, escuchamos a los pájaros cantar y vemos las nubes en movimiento, pero es más sencillo ignorar todas estas señales que son divinas.
Al llegar del trabajo, sólo sentimos cansancio, nuevamente Dios intenta comunicarse, pero ignoramos la lluvia que cae para llevarse nuestro agotamiento.
Simplemente, encendemos la televisión, mientras Dios decide apagar el cielo para arropar nuestros sueños.
No quedamos a oscuras porque nos deja encendida la luna y algunas estrellas, pero otra vez evadimos observar ese espectáculo.
El día de hoy, debes saber que Dios desea aún comunicarse contigo, que es sumamente paciente y espera que observes el paisaje que dibuja todos los días para que tú lo contemples.
Cuando te sientas sin fuerzas, debes saber que él está allí a la espera de tus palabras.
3. Siempre llegarás a tiempo
Hay muchas historias de personas exitosas que fueron muy pobres cuando comenzaron a emprender. Pero, en cierta ocasión había un hombre que había corrido con la gran fortuna de entrevistarse con la mejor persona que jamás hubiese podido imaginar: con Dios.
Para poder llegar a tiempo, este hombre empezó a preparar todo con dos horas de antelación. Seleccionó la mejor de sus prendas de vestir y dejó su automóvil impecable.
Sin embargo, a mitad del camino empezó a llover fuerte, por lo que el tránsito se estancó.
Estaba allí, detenido, esperando que los autos avanzaran para él continuar su camino, y de pronto se le acercó un niño con chicles a la venta.
El señor tomó dinero que tenía en la guantera y lo fue a dar al niño, pero apenas pudo notar que el niño ahora estaba en medio de la carretera y había sufrido un desmayo.
Aquel hombre no tuvo más remedio que embarcarlo en su auto y llevarlo al centro hospitalario más cercano. Allí lo dejó, en buenas manos. Y salió deprisa para encontrarse con Dios.
No obstante, cuando el hombre llegó a la cita pautada, lo hizo con diez minutos de retraso. No vio a Dios. Le recriminó por qué no pudo esperarle sólo un par de minutos si estaba ayudando a una persona.
Volvió al interior de su auto y sólo pudo observar al niño que había auxiliado en su máximo esplendor. Era Dios mismo quien le decía: “siempre llegarás a tiempo para encontrarme”.
4. Los diez mandamientos de las personas con optimismo
Las personas con optimismo saben valorarse a sí mismas y sacan el máximo provecho de sus talentos.
Las personas optimistas saben aceptar a las demás personas como son.
Las personas optimistas tienen fe en Dios y esperanza en las cosas buenas por venir.
Las personas optimistas saben disfrutar del presente, sin pensar en el pasado ni mirar al futuro con rencor.
Las personas optimistas no se concentran en los obstáculos, sino que aprender a ver las oportunidades en cada dificultad.
Las personas optimistas suelen perseguir sus sueños y están comprometidos con el hecho de alcanzarlos.
Las personas optimistas tienen buenos principios, y los conservan aun en las peores circunstancias.
Las personas optimistas no se enfocan en los tropiezos, sino en los cambios que pueden generar, es por eso que no caen en comentarios destructivos.
Las personas optimistas no son individualistas, sino que saben trabajar en grupos a fin de que todos puedan crecer.
Las personas optimistas jamás se rinden, pues saben que siempre hay una salida.
5. Deberíamos cambiar
Deberíamos cambiar:
La falsedad por lo verdadero.
El esperar algo por simplemente dar.
El rencor por el acto de perdonar.
La incertidumbre por la certeza que da la fe.
El egoísmo por el amor.
La rabia por la tolerancia.
La frialdad por el cariño.
El temor por la valentía.
El rendirnos por la perseverancia.
El hablar mal por la humildad.
La altivez por la bondad.
Las bromas por la compasión.
La conformidad por el arriesgarse.
El perder tiempo por trabajar.
Los sueños por las metas hechas realidad.
Si lo pudiésemos hacer, sin duda sentiríamos la mano de Dios en nuestras vidas.
6. Los detalles importan
Un alumno había considerado que ya había terminado su obra, un hermoso cuadro pintado, y llamó a su profesora para que le dijese su opinión.
Cuando la profesora se acercó pudo ver la obra detenidamente, tomó un pincel y la paleta de colores, y empezó a dar unos pequeños trazos al cuadro.
Una vez que hubo terminado, el cuadro parecía ser otro.
El alumno se quedó impactado, ya que la obra no se veía tan sencilla como cuando él la había terminado, sino que ahora lucía totalmente distinta y mucho más hermosa.
El alumno le preguntó a su profesora: ¿cómo, con unas ligeras pinceladas, el cuadro ahora luce tan distinto?
La maestra contestó: la diferencia está en los detalles, y de eso se trata el arte.
Si nos detenemos a ver las cosas de manera lenta, podremos observar que la vida se trata de detalles, sólo que muchas veces nos dejamos impactar por las cosas grandes, sin poder fijarnos en las pequeñas maravillas que suceden a diario.
Un ejemplo de lo anterior sería el canto de un ave, una flor cuando está en su máximo esplendor, el abrazo de un ser querido, entre otras cosas que son pequeñas, pero significativas.
Absolutamente todo está fundamentado en los pequeños detalles, el matrimonio, las amistades, las relaciones de novios, todo.
Si te fijas, muy pocas personas esperarán que cruces por océano por ellos, pero sí que recuerdes la fecha de su cumpleaños, o que aparezcas cuando te necesiten.
Muchas personas esperan que sucedan grandes momentos para poder demostrar lo que sienten, cuando la otra persona en realidad sólo espera una llamada o ser tomada en cuenta.
Lo más increíble es que la felicidad tampoco depende de cosas grandiosas ni asombrosas, sino de atender esos pequeños detalles que generan mucha alegría.
Nunca debemos dejar pasar por alto lo poderoso que pueden ser esas pequeñas cosas, tales como un mensaje a tiempo, una rosa, un par de frases para empezar el día, o una simple llamada. Pues, en realidad importan mucho.
Tal vez estés pensando que todas estas cosas no son duraderas, pues la rosa se marchitará, las palabras podrían olvidarse o los mensajes podrían ser borrados, sin embargo, algo que sí permanecerá será el hecho de que estuviste allí cuando esa persona te necesitaba.
Entonces, no esperes más, este es el mejor momento, haz esa llamada que sabes que alguien está esperando, visita a esa persona especial, escríbele una emotiva carta y ya no lo sigas postergando.
Verás que un detalle puede cambiar por completo la vida de alguien más.
7. Depende de cómo se diga
Esta narración es sobre un Sultán que había tenido un sueño en el cual perdía todos sus dientes.
Dicho Sultán pidió que llamasen a un sabio para que interpretara el sueño. Cuando el sabio apareció le dijo el significado de su sueño: cada diente caído era un familiar que perdería.
El Sultán estaba enfurecido por tal interpretación y pidió que ese sabio fuese castigado, al tiempo que ordenó traer a otro sabio.
El próximo sabio escuchó pacientemente al Sultán, y finalmente le dijo: “¡Gran señor! ¡Qué felicidad la suya! La interpretación a su sueño es que, de todos sus parientes, usted será el último en caer.
El Sultán se alegró mucho con esa interpretación, y pidió que premiaran al sabio con muchas monedas de oro.
Sin embargo, cuando el sabio se disponía a abandonar el palacio, un cortesano que había quedado sorprendido, le preguntó cómo había sido posible que le premiaran con monedas de oro si había hecho la misma interpretación que el sabio anterior.
Ante esto, el segundo sabio le contestó: “recuerda, amigo, que no se trata de la interpretación, sino de cómo se digan las cosas”.
Y este ha sido uno de los más grandes retos de la humanidad: aprender a comunicarse de la mejor manera.
La comunicación puede traer la paz o la guerra, la felicidad o la tristeza, todo depende de como se diga.
La verdad siempre se debe decir, pero los resultados dependerán de cómo se diga. Al final, comunicarte de la mejor manera queda en tus manos.
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