A pesar del estrés y las interminables jornadas laborales, cada vez son más los empleados, y por supuesto empleadores, que prefieren tener una elevada carga de trabajo para evitar de esta manera períodos de tiempo de inactividad que puedan llegar a hacerse eternos.
No en vano, un estudio presentado recientemente en la London Business School, fruto de una colaboración entre departamentos de Economía de las universidades de Pittsburgh, Columbia y Florida, sostiene que una dosis extra de trabajo es justo lo que los empleados necesitan para evitar una procrastinación negativa y para aumentar su productividad. Aunque pueda parecer lo contrario, en muchas ocasiones trabajar más nos hace más felices.
La investigación publicada por la London Business School asegura que aquellos empleados que no hayan sido capaces de cumplir con los plazos requeridos para realizar una tarea determinada tardan una media de 37 días adicionales en completarla; sin embargo, aquellos que cuentan con una carga de trabajo mayor emplean 25 días en completar la misma tarea.
Incumplir los plazos previamente establecidos en un determinado proyecto puede llegar a ser muy desmoralizador, provocando insatisfacción o incluso tristeza entre los empleados que tienen que llevar a cabo una determinada tarea.
La inactividad provoca situaciones rutinarias de difícil salida. En la mayoría de empresas hay épocas con elevadas cargas de trabajo y épocas con valles en las que la inactividad es la nota predominante. Saber gestionar de manera eficiente estos períodos es clave para evitar insatisfacción y malos hábitos entre nuestra plantilla.
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