Hace unos meses varios diarios recogían el siguiente titular: "73.000 puestos de empleo vacantes por falta de formación", es decir, a pesar de la elevada tasa de paro, algunos puestos de trabajo no pueden cubrirse porque existe una carencia en cuanto a conocimientos. Parece una broma de mal gusto. Imposible. Llevan años lanzando el mensaje "ahora es el momento de la formación", "aprovechen para emprender", "olvide para lo que se preparó en el terreno profesional, es el momento de reciclarse".
En ese estudio elaborado por Randstad se lanzaban estas sentencias: En 2015, en el sector de las tecnologías de la información habrá más de 800.000 puestos de trabajo sin cubrir; en el de energía eólica faltan ya 7.000 profesionales, cifra que se duplicará en 2030.
Sectores como minería, construcción o energético, demandan profesionales en medio mundo, como también ingenieros o médicos mientras las tasas de paro apenas se mueven a la baja.
Pero es este dato el que llama mi atención: La tasa de fracaso en los procesos de selección es del 60%. Es una cifra elevada. Vemos una oferta de empleo en una bolsa de trabajo en Internet y al instante cuatrocientas personas se han apuntado a la misma. ¿Ninguna cumplirá el perfil deseado?
¿A qué se debe esta extraña combinación de desempleo y vacantes que llevan años sin poderse cubrir? A tres factores claves: el envejecimiento de la población, el desajuste formativo y la falta de compromiso con las empresas, lo que favorece el éxodo de los trabajadores en busca de mejor empleo.
Un ejemplo cercano. En una tienda de ropa para mujer (entre treinta hasta cincuenta años) una dependienta atiende a una clienta, ésta le pregunta por una prenda que ha visto por Internet, respuesta de la chica que no debe tener más de veinte años, "como estoy todo el día aquí no se me ocurre entrar a la página web". Ante una pregunta nada complicada sobre una tela, la misma cándida muchacha pregunta a la clienta "¿Y 'eso' qué quiere decir?".
Si ese estudio destacaba que en este país nos hemos estancado en el sector servicios y a pesar de ello, en muchas empresas no se dedican a la formación de su personal, mal camino es el que llevamos. Dejando a un lado que trabajadores con pocas ganas de escuchar, aprender y mejorar también existen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario