Todos hemos pasado por esa experiencia. Llegar a tu nuevo empleo, y sentirte como un extraterrestre, no conocer a nadie, las reglas, el espacio físico, al jefe..., todo son nervios, ganas por comenzar y mil preguntas.
Ser el nuevo requiero un gran esfuerzo, de hecho es todo un trabajo extra. Las primeras semanas el dolor de cabeza es tu aliado: desde aprender los nombres de quienes serán tus compañeros, hasta las normas de la casa, pasando por esa sensación de querer hacerlo todo bien a la primera. Sin preguntar, si puede ser.
Cada empresa es un mundo aparte. Sus miembros pueden resultar amables en ese primer día donde nos sentimos agobiados, pero todas esas sonrisas, palmadas y ofrecimientos pueden esfumarse pasados los primeros días.
Es como si pretendieran que en un mes memorizaras y supieras todo de la empresa, y olvidaran que apenas llevas un rato 'en escena' que ni tan siquiera eres el protagonista, sino que en esos momentos estás haciendo un 'cameo' sin saber muy bien cuál es tu sitio.
Por otro lado, están esos seres que no han olvidado esos días en los que andaban tan perdidos como tú, que tienen la capacidad de verse en tus ojos y están dispuestos a que tu lanzamiento al estrellato, resulte una operación sencilla y rápida.
Hoy lo he podido comprobar en unos almacenes donde una dependienta que no cumplía el perfil habitual chica de unos veinte años y con aires de modelo frustrada,era ayudada hasta en tres ocasiones por distintos compañeros que en ningún momento le han puesto una mala cara, ni dado una mala contestación.
Por una casualidad he tenido que tratar con ella dos veces, en la primera estaba tan nerviosa que le temblaban las manos, así que le he pedido que fuera con calma a preguntar a quien necesitara puesto que no tenía prisa (y sí, la tenía) pero he querido unirme a ese ambiente de solidaridad con la nueva porque me he sentido identificada.
En la segunda ocasión que nos hemos visto, todavía estaba más agobiada que hacía unos minutos. Todas las preguntas iban a parar a ella, supongo que los clientes detectan sin malicia, ese olor a novedad. He llegado a escuchar de sus labios un "me estoy agobiando", pero ni un minuto ha pasado, hasta que otra compañera ha salido como apuntadora para que ella pudiera recuperar sus pulsaciones.
Ser nuevo no es fácil en esta vida. Ser nuevo en lo profesional además de un milagro, por la dificultad de encontrar un empleo, es una gozada cuando te tratan como se debe: con respeto y sobre todo con sentido común. Espero que no haya llegado a su casa con un fuerte dolor de cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario