Identificar el propio talento es un gran desafío. Saber uno para qué es realmente bueno, de manera que pueda enfocarse en maximizar su potencial determina el nivel de esfuerzo que requerimos para lograr lo que queremos.
Pensando en este tema de identificar el gran talento que llevamos por dentro, entrevisté a Ricardo Gómez, experto en coaching y Director de EnVivo (porque la vida no es un ensayo), para que nos diera luces sobre cómo descubrir y explotar nuestro potencial. Podemos escucbarla en este podcast.
David Gómez (Bien Pensado): Ricardo es Director General de EnVivo, una empresa especializada en entrenar personas y grupos en habilidades de comunicación y en empoderamiento. Ricardo es músico además de ser Master en Administración e Ingeniero de Sistemas. Es coach internacional certificado y experto en programación neurolingüística y creó el juego improlingüístico, ¿qué es eso Ricardo?
Ricardo Gómez (EnVivo): Juego improlingüístico es una metodología que se apalanca en el juego como plataforma de aprendizaje acelerado y que combina técnicas de improvisación teatral y musical con la programación neurolingüística, para establecer entrenamientos en relacionamiento humano, empoderamiento y liderazgo.
David: Como empresarios uno tiene que tener claramente identificado cuál es ese talento, porque en la medida que uno se enfoque en desarrollar las cosas que se le facilitan, pues también más éxito tiene como empresario, como emprendedor, como ejecutivo o como cualquiera sea el rol que estemos desempeñando. ¿Qué es un talento?
Ricardo: Un talento es aquello con lo que venimos dotados y que fluye naturalmente. Para mí el talento tiene buena parte de innato y otra parte de desarrollarlo.
David: O sea, uno nace con algo.
Ricardo: Uno ya viene con un talento predefinido, prediseñado, con el chip.
David: ¿Y todos traemos este chip instalado? o será que alguno se le olvidó ponérselo.
Ricardo: Yo estoy convencido de que todos traemos el chip instalado, pero por condiciones geosociales, político sociales, sociológicas o culturales, algunos tienen la fortuna como yo o incluso como tú, de descubrir qué talento tenemos para ponerlo en función de los demás. Otros no corren con la misma fortuna; es decir, se desarrollan en un ámbito en donde no es relevante para el entorno descubrir talentos sino que se desarrolla en función de la supervivencia, desconociendo totalmente que pueden tener un talento. Pero yo creo totalmente que venimos dotados de talentos.
David: ¿Puede pasar que uno tenga una gran virtud para hacer algo, un gran talento y que pase toda la vida sin darse cuenta cuál era, habiendo sido llevado por las circunstancias sociales, por el tipo de trabajo que le tocó hacer, o por lo que fuera, nunca se dio cuenta y terminó digamos desarrollando otras cosas que no eran el gran eje?
Ricardo: Sí, yo creo que puede pasar. Cuando uno descubre su talento, por lo general uno no lo descubre per se desde su marco de referencia interno, sino que hay alguien que se da cuenta de eso. Luego tu no podrías decir que tienes talento si no hay un tercero que te lo avala. Si tu mismo dices que tienes talento, es factible que realmente no sea un talento, sino basado en tu propia creencia. Tu empiezas a ver que es un talento cuando más de uno te lo dice, y ahí empiezas a convencerte de que sí puede ser algo con lo que viniste dotado.
David: Creo que esa es como la pregunta del millón que uno siempre se hace y es, bueno, ¿yo soy bueno como para qué?. Porque uno arranca muchas cosas en la vida y tiene muchas iniciativas, pero siempre se está en la búsqueda de eso que representa el mayor potencial y la mayor satisfacción de lo que uno puede hacer. Entonces según lo que dices, la forma en la que uno se entera de cuál es su gran talento, ¿no es uno mismo sino la gente la que lo descubre?
Ricardo: Sí, a la final termina siendo la gente la que te lo termina diciendo. Es decir, tu puedes ser muy bueno con la pierna izquierda, puedes patear el balón y sentir que te va bien, puedes tener un marco de referencia interno donde te das cuenta de que pateas bien, porque tienes esa sensación de que lo haces bien y se te facilita. Pero mientras no tengas claro el para qué pateas el balón, no hay todavía la posibilidad de desarrollar el talento. Quien esté de afuera mirando cómo pateas un balón y qué hacer con esa forma de patear el balón, va a poder identificar que estás dotado de talento. Desde ambas posturas, tanto de la interna como de la persona externa, está la condición de que se ve fácil de hacer. No tienes que hacer mayor esfuerzo para sacar adelante esa actividad o ese talento con el que fuiste dotado.
David: O sea que uno para saber cuál es su talento, ¿debería preguntarle a la gente?
Ricardo: Es lo que yo como coach recomiendo. Preguntar primero a la persona en todo su historial, en qué cree que ha sido bueno o qué se le ha facilitado hacer. Y dos, preguntarle a la gente en qué cree que esa persona es buena. Porque por lo general me pasa mucho en las organizaciones, que uno cree que es bueno para algo, pero resulta que hacia afuera los demás creen que uno es bueno para otra cosa totalmente diferente. Tengo un amigo que desarrolló toda una estrategia de stand up comedy a través de su buena habilidad y su talento para decir mentiras, y como era tan bueno para decir mentiras, alguien le dijo: “Oyeme, tu eres muy bueno diciendo mentiras, ¿por qué no te dedicas a contar historias que involucren mentiras?”, y terminó armando toda una estrategia de stand up comedy. Hoy vive de eso, por ejemplo.
David: Uno podría vivir del talento. Un empresario empieza el negocio porque disfruta hacer algo, porque le apasiona hacer algo, pero el gran desafío es cómo hacer de eso un negocio y que termine generando ingresos para uno poder vivir de ello. Digamos que si uno logra desarrollar a cierto nivel ese talento, ¿puede llegar a hacer eso como su misión de vida?
Ricardo: Yo pensaría que sí David. Yo veo que hay dos variables que se juntan ahí. El tema del talento per se, si no genera valor a otros, deja de ser un talento. Y segundo, el grado de convicción y pasión que le metas a eso que vas a desarrollar. Si tienes claro que con ese talento puedes agregarle valor a otros, es muy factible que tengas la posibilidad de vivir de ese talento. Pero si en tu sistema de creencias aparecen unas creencias limitantes que te permiten decir que eso no es un talento, o no es un talento tan valorado como para generar valor a otros, tu incongruencia y tu dicotomía entre el sí y el no te va a permitir pensar que vivir de ese talento no es posible. Y entonces habrá que hacerle caso a lo que nos decían en casa, de estudiar una carrera que de verdad de dinero, que en la época en que yo estaba era la medicina, la arquitectura y la jurisprudencia. Pero hoy en día eso ha cambiado. Las profesiones tienden a ser más humanas, y las profesiones humanísticas como la música, la filosofía, tienden a tener un papel preponderante.
David: ¿Por qué es importante para un empresario, un emprendedor, identificar su talento y el de su gente?
Ricardo: El talento está muy ligado al estar o no congruente. Cuando tú estás desarrollando una actividad que te apasiona, que va muy ligada al concepto de talento, y además te es fácil hacerlo, vas a ser una persona altamente productiva. Si no descubres tu talento y terminas haciendo lo que te toca hacer, vas a ser una persona altamente improductiva, y además con una tendencia a la frustración también bastante alta. Luego, es muy importante detectar en qué lugares de la organización y bajo qué actividades podemos desarrollar el talento de la gente. Nos permite primero, que al invertir en formación, estas personas al desarrollar su talento, devuelvan con creces esa inversión. Y segundo, el nivel de rotación de personal tiende a la baja y además la productividad tiende a la alta, porque esta persona con talento, al sentirse congruente, se va a sentir identificado con su propia razón de ser, que va alineado con su carácter misional. Y si alinea esa propia razón de ser con la propia razón de ser de la organización, esto es un golazo.
David: Eso también va moldeando las personalidades de las empresas y podrían llegar a convertirse en ventajas competitivas. Es decir, cuando uno estudia la historia de Apple, del desarrollo de productos, del diseño, uno ve que hay un común denominador en todo su equipo de trabajo justamente que tiene un talento común hacia el diseño. O cuando uno mira la historia de Pixar o la de Google, donde finalmente la sumatoria de todos estos talentos al interior de la compañía le pueden permitir que ese talento se refleje en una estrategia competitiva. En un mejor servicio a los clientes, en productos mejor diseñados, en procesos mejor elaborados o en ciertas cosas no sólo al interior de la empresa, sino que se pueden traducir como un beneficio para competir frente a otras compañías, que no están alineadas o no están haciendo una sinergia alrededor de un gran talento que los pueda diferenciar.
Ricardo: Sí, las empresas todavía están muy enfocadas en desarrollar productos que generen valor, pero de manera inconsciente, no dándole el valor que tiene la cantidad de gente que hay detrás del desarrollo de esos productos. Es decir, se preocupan más por la versatilidad del producto que por anunciar a sus posibles compradores la calidad de la gente que desarrolla ese producto. Puede ser una ventaja competitiva, porque cada uno de los miembros de ese equipo está cien por ciento desarrollando sus talentos. Yo creería que si uno desde su discurso empresarial anuncia que en su equipo de trabajo todos están desarrollando su talento y por ende son personas felices, van a tener una capacidad mayor de concretar negocios que solamente los que se enfocan en el producto en realidad.
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