En estos momentos, donde en España, el significado de liderazgo está unido a la política por las razones que todos conocemos, los pactos y una actitud realista donde la comunicación fluya,son ingredientes más que necesarios tanto en ese contexto como en la pyme.
He tenido la ocasión de hablar con una persona que en principio, debiera ser el líder de un grupo, pero ha tirado la toalla y ha decidido no tomar decisiones, es decir, se ha dejado vencer por la apatía, lo que menos necesita una empresa.
Es humano que la frustración aparezca, pero cuando tu papel es el desempeñar el rol del que manda, coordina y muestra el camino a seguir a un grupo de trabajo, volverte invisible no te va a beneficiar a la larga.
Toda orquesta necesita un director. ¿Y cómo visualizamos a ese director?¿Sentado a un lado, dejando que los músicos toquen lo que deseen, a su ritmo?
Estaríamos hablando de jazz, entonces. Donde la improvisación es la reina. En la empresa, el director de orquesta/líder, tiene que lograr algo brillante y difícil: que todos los componentes toquen al unísono, sientan que forman parte de un todo,sin perder su personalidad.
Un buen líder, ha de saber gestionar los egos, y éstos se dan en la empresa. Lo que no puede es dejar a la deriva el trabajo: al final por muy calmadas que parezcan las aguas, su barca puede encallar en una roca con la que no contaba.
Por muchos problemas, obstáculos y falta de ilusión, el líder debe demostrar que existe, que está ahí para escuchar a los que sí deseen hablar, y también para los que (como él) acudan cada día a su puesto de trabajo, con el desencanto bajo el brazo.
La motivación no son sólo unas frases dichas en su día por un brillante empresario, o unos chistes fáciles, la motivación en la empresa es sinónimo de éxito.
Y el éxito puede significar una cuenta de resultados óptima, o un equipo dispuesto a que la organización destaque de la competencia porque lo desean y será bueno para todos.
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