Hace unos años trabajé en una empresa relacionada con la comunicación. Llevaba unas semanas cuando me mostraron un supuesto análisis que había realizado un experto en redes sociales. Se trataba de unos veinte folios llenos de ideas y planteamientos obvios.
Según me contó el gerente, el tipo era un conferenciante 'conocido' en la provincia y de ahí, la confianza que depositó en él. No solo no supo cómo asesorar y resolver los problemas que le planteó, sino que desapareció dejándole sin respuestas y con un manual poco útil. Se lamentó de haber caído en las garras de un sujeto que tenía como profesión ser conferenciante.