Estaba el otro día tomando un café y charlando con un amigo de estos temas de productividad. Lo de siempre: ¿Cómo te va con el blog? Son temas interesantes pero….Y, entre dimes y diretes, le hice una pregunta que, reflexionando, creo que es muy importante:
¿Qué harías si tuvieses dos horas más al día?
Se me quedó mirando por un instante y me contestó que, bueno, pues aprovecharía para estar más con su mujer y con los amigos, leer, pasear…En ese momento me di cuenta de que esa respuesta, muy común, es el verdadero meollo de la cuestión.
Siempre digo, bromeando, que este blog lo leen personas que no lo necesitan porque el que más puede necesitarlo, está “demasiado ocupado” para pasarse. Bromas aparte, creo que hay algo de verdad en ello. La gente que se acerca a este blog, lee libros o asiste a formaciones de productividad personal (y lo hace por propia voluntad, no porque le manda su empresa) ya parten con la “ventaja” de querer mejorar, de estar automotivados. Y, ya se sabe, la mejor motivación es aquella que sale de uno mismo.
“El cambio es una puerta que sólo puede abrirse desde dentro”
Terry Neill
Pero, lo cierto, es que no basta con estar motivados. Es más, no basta con conocer unas cuantas técnicas e incluso aplicarlas habitualmente. La gran dificultad estriba en conocernos de tal manera que sepamos qué es lo que queremos y “no podemos” hacer.
La productividad personal no pretende hacer más cosas. Ciertamente el término se presta a engaño ya que no se trata de aumentar los outputs en base a los mismos inputs (esa podría ser la definición de un aumento de productividad). Se trata más bien de examinar detenidamente tus inputs y asegurarte una manera de tratarlos tal que los outputs te hagan avanzar hacia donde deseas.
Dicho de otro modo, no tenemos control sobre nuestros inputs pero sí sobre nuestros outputs.
Hay un momento que es bastante jodido y es el de sentarte, tú solito, frente a una hoja en blanco y decidir qué quieres hacer con tu vida. Personalmente me resulta bastante apabullante pero es necesario porque es el corazón de todo esto. Y desde mi experiencia es lo que muy pocos hacen.
¿Qué harías si tuvieses dos horas más al día?
Pregúntatelo. Si consigues disponer de dos horas más al día, algo factible, y te limitas a hacer “más de lo mismo” pronto necesitarás otras dos y otras dos y otras dos…y los días sólo tienen veinticuatro. Esta es una de las pocas certezas.
Piénsalo por un momento, ¿qué responderías a esa pregunta? ¿Lo tienes claro? Porque si la respuesta es no, quizás es el momento de plantearse que todo esto de la productividad no deja de ser otro “ladrón de tiempo”, algo interesante y molón pero que no sé si me produce verdaderos beneficios.
Hay una frase interesante de Earl Nightingale que dice:
“La felicidad es la realización progresiva de un ideal o meta valiosa”
La productividad personal es una herramienta para conseguir esa felicidad de la que habla Nightingale. Pero es eso, una herramienta. Sí, vale, hay que afilar el hacha porque si no la afilas serás ineficiente cortando árboles pero tampoco tiene sentido estar todo el día afilando sin pegar un hachazo o, peor aún, convertirte en el Jack Torrance del “El resplandor”.
Uno de los problemas más frecuentes que detecto cuando hablo sobre GTD es que muchos dicen que les abruma. Que está bien, que hay cositas que les han beneficiado tremendamente pero que todo el “full-pack” de GTD no lo ven, no lo necesitan.
Curiosamente, a la gente le gusta la parte del control: recopilar, procesar, revisar, regla de los dos minutos, contextos, proceso por lotes, etc. Se ven resultados “rápidos”. En el fondo les permite hacer mejor lo que ya hacían y eso les gusta. Los más osados mejoran en sus proyectos y alinean éstos con sus áreas de responsabilidad.
Pero a partir de ahí es donde hacen (hacemos) agua. Y es que, quizás, GTD sólo dice que tienes que tener claras tus metas, tu perspectiva pero no dice cómo hacerlo. Quizás, y sólo quizás, por encima de GTD y de la productividad personal hay un algo que toca en lo más profundo de nosotros y que es lo que nos da repelús. En cierto modo, cuanto más alto subes por la escalera, más repelús da mirar hacia abajo.
Productividad personal no es hacer mejor lo que hago, que también, es asegurarme de que lo que hago, es lo que verdaderamente quiero hacer.
Y tú, ¿qué harías si tuvieses dos horas más al día?
¿Te gustaría hacer más de lo que haces o te gustaría cambiar?
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