Son muchas las veces que he escuchado comentarios del tipo “como me gustaría montar mi propio negocio” o ”no hay forma que baje de peso”. Pero luego miras las acciones de estas personas y te das cuenta que no están haciendo nada para lograr estos sueños. El que quiere montar su negocio pasa sus fines de semana comprando cosas a golpe de tarjeta (una forma perfecta de quedarse atado al trabajo actual) y el que quiere bajar de peso se pasa las tardes en frente de la tele.
Tengo entonces una pregunta para hacerte: ¿Qué estás haciendo para cambiar lo que no te gusta en tu vida? Si la respuesta es ‘nada’, es muy probable que andes un poco bajo de autodisciplina. Algo con lo que yo también he tenido problemas en el pasado y a lo que regularmente le tengo que prestar atención.
Por suerte, es algo reversible. Como muchas otras habilidades, la autodisciplina es algo que puedes desarrollar para llegar a ser un verdadero experto en el auto-control. Tener la fuerza mental y la actitud para hacer las cosas que sabes deberías hacer, incluso cuando no te “sientas” con ganas de hacerlo, es en realidad algo al alcance de todos. Puedes desarrollarlo como cualquier otra capacidad.
Existen infinidades de consejos, pero hoy me quiero centrar sólo en algunos que me han ayudado personalmente:
El porqué
¿Por qué quieres cambiar? Tiene que ser una razón suficientemente fuerte como para que cuando te dé un momento de debilidad puedas recordarte a ti mismo que vale la pena hacer el esfuerzo.
Enfócate en una cosa a la vez
Poner el corazón en hacer lo que estás haciendo, toda tu atención y sentidos. Comienza a probar con cosas pequeñas: enfócate en cómo te estás lavando los dientes, cómo respiras o la comida que estás saboreando. Haz un esfuerzo consciente para dedicar tu atención ininterrumpida a tus actividades por cortos períodos de tiempo. Prueba luego hacerlo cuando estás trabajando: escribir un mail, acabar una presentación u ordenar el escritorio de tu ordenador. Acabar cosas te motivará a hacer más cosas, te sentirás capaz de lograr objetivos. Prométete acabar con cosas pequeñas cada día.
Sé crítico con tus razonamientos
“Me puedo comer este dulce porque he salido a correr” es el típico razonamiento que boicotea un día de progreso para bajar esos kilos de más. Sé consciente de este tipo de frases de autoengaño que sólo te hacen perder un día para lograr tu objetivo.
Aplaude tus logros
Por otra parte, debes valorar inmensamente tus pequeños y grandes logros. Mantener el escritorio ordenado, haber hecho esa llamada, tomar sólo una copa, no fumar ese cigarrillo o haber cerrado ese trato son todas razones para que te des una palmada en la espalda y te digas “bien hecho”. Cuenta a los demás lo que has logrado con orgullo, porque ese cigarrillo no fumado hoy, es el primer paso para una vida sin tabaco.
Paso a paso
Como todo, cualquier cambio requiere un tiempo de adaptación. Tómate desafíos pequeños: llegar 5 minutos antes al trabajo, desayunar sano o repasar la presentación una vez más podrían ser ejemplos. Y cuando lo logres, fíjate como te sientes. Si te sientes bien, guarda esa sensación en tu memoria. En momentos de debilidad puedes volver a ella para motivarte.
Disfruta
Quizás hoy te parezca imposible creer que levantarte una hora más temprano cada mañana para salir a correr te hará sentir genial. Pero te aseguramos que será así. Disfruta del proceso, y pásatelo bien. Lo nuevos hábitos que crees en tu vida tienen que ser cosas que te gusten y que te hagan sentir bien de verdad. De otra forma, no lograrás que se incorporen a tu vida para siempre
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