jueves, 12 de febrero de 2015

¿Conoces bien tus distracciones?

«Yo es que me distraigo mucho». Ya pero, ¿qué más? ¿Conoces a fondo tus distracciones? ¿Te has parado alguna vez a analizarlas en serio? ¿Tienes bien identificadas con qué cosas o en qué momentos te distraes más? Conocer bien esto es indispensable para poner a punto tu concentración.

En el fondo distraerse es una elección personal. Y una y otra vez, nosotros mismos, nos encargamos de sabotear y dinamitar el tesoro de la Atención (y la Concentración después). Muchas veces no somos conscientes de todo lo que nos perdemos cuando nos distraemos. Y en otras muchas, no tenemos bien claro qué actividades, situaciones o momentos nos hacen más daño.

Ahora que encaramos un nuevo curso, te propongo hacer un ejercicio práctico para identificar y detectar mejor tus distracciones. Pero antes, déjame pararme en otro detalle importantísimo.
Cuando hablamos de Productividad Personal y Distracciones, uno inmediatamente piensa en el móvil, el Email o Internet en general. En las distracciones digitales en definitiva. Y es así. Son las más poderosas y atractivas porque van a todas partes con nosotros, son muy divertidas, y nos ponen en contacto con otros. Pero, y he aquí el corazón de este artículo, hay otras muchas distracciones. Bastantes más.
Cada año que pasa todo se complica un poco más, y cada vez sufrimos más distracciones de muchos tipos y colores.

¿Cuáles son las “otras” distracciones?

Para mí una distracción es cualquier actividad, acción, pensamiento o idea que te desconecta y te aleja de lo que estás haciendo. Y eso que estás haciendo puede ser estar en una reunión, planificar el trabajo de mañana, responder a un email, leer un libro, tomar un café con un amigo, jugar con tus hijos o contemplar una puesta de sol.
Además de las grandes (y clásicas) distracciones digitales, también sufrimos otras. Por mencionar algunas:
  • Preocupaciones o Incertidumbre. Nuestra mente se deja llevar por pensamientos pasados y sobre todo futuros. No estamos aquí y ahora preocupados por lo que va a pasar o cómo va a ser eso que se avecina.
  • Amigos y Familia. Y no sólo en términos de preocupaciones, sino también actividades, recados, favores, viajes y tiempo que pasamos junto a ellos. Todas esas cosas nos “sacan” de lo que estamos haciendo.
  • Desorganización. El desorden en el trabajo y en casa va generando microdespistes en los que caes una y otra vez. Ese desorden cotidiano, que aparenta ser inofensivo, termina por desenfocarte y a la larga roba mucho.
  • Sentimientos personales. A menor estabilidad emocional y una madurez personal más frágil, más distracciones. Cosas como el odio, la suspicacia, la envidia, el ego personal, la vanidad, la inseguridad… ¿Habías visto alguna vez estas cosas como distracciones? A base de embotarte la cabeza te alejan de lo que estés haciendo.
  • No conocer bien tus herramientas. Cuando no conoces bien las aplicaciones y dispositivos que utilizas a diario, en lugar de estar centrado y hacer, te peleas con la configuración, con la barra de herramientas, con el formato, intentando averiguar cómo hacer esto que quieres hacer…
  • Tareas de casa. Cuando trabajas en casa, son una invitación a dejar la tarea que tienes entre manos para poner la lavadora o poner nosequé a remojo. Y cuando trabajas en una oficina te pones a pensar lo que tienes que comprar de camino para la cena.
  • Productividad Personal. Pues sí. La propia productividad de uno puede llegar a distraerte si te pasas. Si estás demasiado pendiente de la lista de tareas, pecas de un exceso de planificación o preparación, estás demasiado obsesionado por los objetivos, o abusas de la revisión y el ánalisis.

Ejercicio: ¿y mis distracciones?

Cualquier momento a lo largo del año es bueno para hacer este ejercicio que te propongo, pero ahora con el nuevo curso a tiro de piedra, puede ser el ideal.
Para analizar cuáles son las distracciones que más te afectan, dedica 30-40 minutos al ejercicio. Toma lápiz y papel, porque vas a anotar ideas y hacer listas.
  1. Divide el tiempo del ejercicio para recorrer las grandes áreas de tu actividad diaria: por ejemplo tiempo de trabajo o estudios, tiempo personal, y tiempo familiar.
  2. Luego, sin prisas, ve recorriendo cada una de esas áreas en busca de cosas con las que te distraes. (En el fondo, tú las conoces. Sólo necesitas pararte un minuto para pensar en ello, reconocerlo y ponerlo por escrito).
  3. Dibuja dos columnas. En la de la izquierda pon las mayores distracciones, las que más me afectan. Y en la de la derecha pon cosas que, aun siendo pequeñas, también me roban atención y consciencia.
Naturalmente este ejercicio es sólo el primer paso para empezar a reducir esas distracciones. Pero es un paso cada vez más necesario. Porque cada año que pasa todo se complica un poco más, y cada vez sufrimos más distracciones de muchos tipos y colores.
Si no conoces cuál es tu talón de Aquiles, ¿cómo vas a mejorar?
— Berto Pena

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