Hay situaciones que cambian el cerebro y no somos consciente de ello. No se trata de situaciones extrañas o poco usuales, sino normales y cotidianas. A veces generan cambios positivos en la estructura cerebral y otras veces no.
El cerebro es un órgano fascinante, del que cada día se conocen datos nuevos. Gracias a los avances en las técnicas de neuroimagen, hoy en día sabemos que existen muchas situaciones que cambian el cerebro y lo potencializan o que hacen que se deteriore.
Lo interesante de conocer esas situaciones que cambian el cerebro es que permite ajustar el estilo de vida. Algunos hábitos te vuelven más inteligente, mientras que otros solo te hacen daño. Esta es una guía para que logres distinguir unos y otros.
“La neurociencia es, por mucho, la rama más excitante de la ciencia, porque el cerebro es el objeto más fascinante del universo. Cada cerebro humano es diferente, el cerebro hace a cada ser humano único y define quién es”.-Stanley B. Prusiner (Premio Nobel de Medicina, 1997)-
1. Leer novelas es una de las situaciones que cambian el cerebro
Parece increíble, pero leer novelas es una de las situaciones que cambian el cerebro. De hecho, una investigación de la Universidad Empory de Atlanta (Georgia, USA) estableció que la lectura de una novela cambia la conectividad del cerebro.
En otra investigación, publicada por Psychological Science, se señaló también que un grupo de voluntarios a quienes se les pidió que leyeran obras de Franz Kafka, mostraban nuevos parámetros cerebrales. En una palabra: se habían vuelto más inteligentes.
2. Dormir mal
Dormir mal es otra de las situaciones que cambian el cerebro. En la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (USA) lograron comprobar que pasar más de tres días durmiendo solo cuatro horas por noche, conduce a la muerte de algunas neuronas.
Así mismo, la falta de sueño afecta a la amígdala, una estructura con forma de almendra que ejerce como el centro del control emocional. Por lo tanto, no dormir bien hace que una persona tenga también afectadas sus emociones. Básicamente, se muestra más irritable, intolerante y pesimista.
3. El dolor físico
El dolor físico genera cambios importantes en el cerebro, que muchas veces perduran, incluso después de haber superado la dolencia. Un estudio de la Universidad de Northwestern comprobó que un dolor de más de seis meses provoca cambios estructurales.
Los cambios más significativos se observaron en el hipocampo, una estructura de materia gris que se relaciona con el aprendizaje y la memoria. Esto no solo afecta las funciones intelectuales, sino que también incide en el control de las emociones.
4. Aprender algo nuevo
Aprender algo nuevo genera cambios en nuestras conexiones neuronales. Al adquirir conocimientos que antes no se tenían, entran en acción diversas zonas del cerebro. En ese proceso, llamado mielinización, los impulsos nerviosos comienzan a viajar más rápido y esto incrementa la actividad neuronal.
La mielinización es un proceso que tiene lugar especialmente durante la infancia. Con el paso de los años, es cada vez menos frecuente y más lento. Al adquirir nuevos conocimientos se activa de nuevo esa mielinización y se potencia el rendimiento de las neuronas.
5. Hacer malabarismos
Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Oxford (Reino Unido) encontró que la materia blanca del cerebro se incrementa hasta en un 5% al hacer malabarismos. La materia blanca incide en la velocidad con la que trabaja el cerebro.
En el estudio se trabajó con 24 voluntarios, quienes realizaron malabares con pelotas durante 30 minutos al día. Después de un tiempo, todos ellos presentaban cambios en el cerebro. Particularmente se incrementó su visión periférica y velocidad de captación de estímulos.
6. Acumular grasa
Acumular grasa es otra de esas situaciones que cambian el cerebro de forma negativa. Paul Thompson es un investigador de la Universidad de California y después de varias pesquisas concluyó que la obesidad reduce el tamaño del cerebro en las personas mayores.
A partir de cierta edad, las personas con sobrepeso presentan un cerebro que parece 16 años más viejo del que deberían tener por su edad cronológica. La grasa suele taponar las arterias y esto incide para que llegue menos oxígeno al cerebro.
7. La meditación
Son muchos los estudios que prueban el excelente efecto que tiene la meditación sobre el funcionamiento cerebral. De hecho, una investigación de la Dra. Sara Lazer, experta del Hospital General de Massachusetts (EE UU), probó que media hora de meditación, durante ocho semanas, produce cambios duraderos en el cerebro.
Lo que las pruebas clínicas demostraron es que la meditación incrementa la densidad de la materia gris, en el hipocampo y otras zonas. Además, el efecto es una mayor capacidad de aprendizaje, menos estrés, mayor conciencia y capacidad de introspección, entre otros.
En resumen, es importante que seas consciente de las situaciones que cambian tu cerebro, tanto para bien, como para mal. Básicamente, el cerebro es lo que somos y de su buen funcionamiento depende lo esencial de nuestra vida. Cuidémoslo.
Edith Sánchez
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