El marketing es una disciplina que está pegada como una lapa a las tendencias y sus constantes vaivenes. Sin embargo, y pese a su naturaleza inevitablemente mutable, hay cosas que nunca cambian en el marketing.
En torno a esta disciplina hay ciertas verdades (100% falsas) que no han cambiado un ápice en el transcurso de las últimas décadas y que los marketeros se empeñan desafortunadamente en venerar frente al altar.
Estas que recoge a continuación Marketo son las verdades(como templos) que los marketeros deberían, por su propio bien, quemar en la hoguera:
1. Todo gira en torno a la creatividad
La creatividad es de suma importancia en el marketing, pero por sí sola no basta para enmascarar las deficiencias de productos a todas luces fallidos. El producto es el eje en torno al cual pivota siempre el marketing. Por eso es absolutamente esencial que los marketeros conozcan como la palma de su mano las fortalezas y las debilidades de sus productos y que trabajen codo con codo con el departamento de desarrollo de producto para optimizar aquello que ponen en manos del consumidor.
La creatividad es de suma importancia en el marketing, pero por sí sola no basta para enmascarar las deficiencias de productos a todas luces fallidos. El producto es el eje en torno al cual pivota siempre el marketing. Por eso es absolutamente esencial que los marketeros conozcan como la palma de su mano las fortalezas y las debilidades de sus productos y que trabajen codo con codo con el departamento de desarrollo de producto para optimizar aquello que ponen en manos del consumidor.
2. Las características ganan (siempre) a los beneficios
Las características de un producto, esas que tanto les gusta enfatizar a los marketeros, no sirven para nada si no benefician a nadie. Marcas como Nike o Red Bull llevan vendiendo los mismos productos desde hace años y son líderes en sus respectivos mercados no tanto por las características de lo que venden sino por los beneficios que sus productos brindan al cliente.
Las características de un producto, esas que tanto les gusta enfatizar a los marketeros, no sirven para nada si no benefician a nadie. Marcas como Nike o Red Bull llevan vendiendo los mismos productos desde hace años y son líderes en sus respectivos mercados no tanto por las características de lo que venden sino por los beneficios que sus productos brindan al cliente.
3. Para vender hay que hablar (y no callar)
Hablar más no significa necesariamente vender más. Al consumidor hay que tentarle con historias convincentes que le dejen con ganas de más.
Hablar más no significa necesariamente vender más. Al consumidor hay que tentarle con historias convincentes que le dejen con ganas de más.
4. El sexo vende
Puede que la publicidad envuelta en un halo de sensualidad deje huella en las retinas del consumidor. Los consumidores la recuerdan, sí, pero no son capaces de retener el producto que allí se abre paso. Y lo mismo sucede con el humor, de tan amplio espectro que puede tanto beneficiar como perjudicar a las marcas.
Puede que la publicidad envuelta en un halo de sensualidad deje huella en las retinas del consumidor. Los consumidores la recuerdan, sí, pero no son capaces de retener el producto que allí se abre paso. Y lo mismo sucede con el humor, de tan amplio espectro que puede tanto beneficiar como perjudicar a las marcas.
5. Visibilidad es igual a rentabilidad
La visibilidad no se traduce en rentabilidad a menos que vaya maridada con una pizca de utilidad, navegabilidad y oportunidad. En los tiempos digitales que corren el “responsive design” es clave para dar alas al contenido alumbrado por las marcas.
La visibilidad no se traduce en rentabilidad a menos que vaya maridada con una pizca de utilidad, navegabilidad y oportunidad. En los tiempos digitales que corren el “responsive design” es clave para dar alas al contenido alumbrado por las marcas.
6. Simplemente véndase a sí mismo
Más que venderse a sí mismas, las marcas deben vender valor al consumidor, al que deben demostrar cómo lo que hacen se traducen para él en mejoras para su vida.
Más que venderse a sí mismas, las marcas deben vender valor al consumidor, al que deben demostrar cómo lo que hacen se traducen para él en mejoras para su vida.
7. Las tendencias “techies” quedan en un segundo plano
Los productos tienen una importancia capital en el marketing, pero si no van acompañados de las tecnologías adecuadas, pierden inevitablemente sus ventajas competitivas. La tecnología mueve cada vez más los hilos del marketing y por eso es necesario meterla (apropiadamente) en la coctelera.
Los productos tienen una importancia capital en el marketing, pero si no van acompañados de las tecnologías adecuadas, pierden inevitablemente sus ventajas competitivas. La tecnología mueve cada vez más los hilos del marketing y por eso es necesario meterla (apropiadamente) en la coctelera.
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