Entre ellos está Adam Callinan que en la web www.entrepreneur.com escribió a principios de este mes un artículo en el que daba cuatro razones por las que malgastas tu tiempo haciendo un Plan de Negocios.
La primera es que la estructura formal no se puede aplicar en el mundo real. El plan de negocio tradicional se hace típicamente de alrededor de ocho secciones: un resumen ejecutivo, resumen de la empresa, productos y servicios, análisis de mercado, la estrategia y la implantación, resumen de gestión, plan financiero y un apéndice. Cada punto puede tener una serie de subsecciones lo que culmina en un documento de unas 40 páginas. Considera Callinan que para hacerlo se gasta demasiado tiempo teniendo en cuenta que luego no se podrá aplicar y que nadie lo leerá.
La segunda es que lo vas a cambiar el primer día. La teoría es una cosa y la práctica otra completamente diferente al punto que lo que está previsto es difícil que se cumpla ya que una vez que los clientes, o potenciales clientes, entren por la puerta, deberás darles un trato personalizado y lo más rápido posible por lo que el documento en el que te has pasado semanas trabajando no te vale para nada. El mundo real no tiene nada que ver con lo que se suele escribir en un Plan de Negocios.
La tercera es que las proyecciones son insanas. Afirma Callinan que el punto más valioso de un Plan de Negocios es el de las finanzas, ya que requiere una cierta comprensión antes de lanzarse a iniciar un nuevo negocio. Dicho esto, el articulista señala que las proyecciones más allá de seis meses son una fantasía y critica el hecho de que los nuevos empresarios trabajan, de base, en esas proyecciones que luego no se cumplen.
El cuarto es que usar el Plan para conseguir financiación es una equivocación. Es lógico pensar que hay que buscar dinero para llevar a cabo este nuevo negocio. Sin embargo, el articulista entiende que el único que te va a pedir el Plan de Negocios es el banco. Tus familiares, amigos o plataformas de crowdfunding no te lo van a pedir y te pondrán condiciones más favorables que los bancos.
Definitivamente, Adam Callinan insiste en que un Plan de Negocios de 40 páginas es una perdida de tiempo, aunque sí que valora la creación de otro documento con las líneas maestras de no más de 10 páginas en el que se desarrollen las ideas y cómo desarrollarlas.
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