viernes, 25 de enero de 2019

7 síntomas de que su startup es un zombi (y qué hacer tras este funesto descubrimiento)

Los inversores, afanados siempre en la búsqueda de jóvenes y prometedoras startups en las que depositar su dinero, tienden a clasificar las empresas de nueva hornada en tres categorías: perros, estrellas y zombis.


Las startups a las que los inversores endilgan la etiqueta de perros son aquellas que se quedan huérfanas de fondos antes de alcanzar un modelo de negocio realmente rentable (y como tales no proporcionan ningún retorno a los “business angels”).

Quienes tienen el estatus de estrellas ponen en manos de los inversores retornos que multiplican por diez la inversión inicial.
Por su parte, las zombis son compañías que están a medio camino entre los perros y las estrellas. Estas startups generan ingresos (quizás no tanto como para librarse de los número rojos), pero tales ingresos no procuran grandes retornos a los inversores que tienen a bien confiar en ellas. Su crecimiento parece eternamente estancado y no logran ingeniárselas para poner sobre la mesa más ingresos que costes.
Las startups que deambulan como zombis están obsesionadas con recaudar fondos por parte de los inversores, tanto que tienen más el foco puesto en potenciales “business angels” que en sus clientes (y eso las lleva a ser huérfanas de una proposición única de valor).
Síntomas más que evidentes de que una startup se está convirtiendo en una zombi (y está a punto de espantar a sus inversores para siempre) son los que disecciona a continuación Inc.:
1. A sus fundadores se les acabado quitando las ganas de salir de la cama por las mañanas.
2. Sus responsables no quieren exponerse en público por miedo a tener explicar qué hace exactamente la compañía que lideran.
3. La empresa no ha conseguido echar el guante a unas cifras de crecimiento superiores al 10% en ninguna métrica verdaderamente significativa (ventas, usuarios activos, etc.).
4. La compañía ha estado trabajando en la misma idea durante más de un año y no ha tenido a bien lanzarla todavía.
5. La startup se ha descolgado con un servicio de atención al cliente que registra menos de un 2% de inscripciones.
6. El CEO se encierra en su despacho para no tener que hablar con sus empleados y poder dedicarse libremente a no hacer nada.
7. La empresa ha fichado a un equipo de consultores para dar forma a la estrategia de ingresos, a la cultura y a los productos de la compañía (que paradójicamente tiene menos de 10 empleados).
Una vez una startup ha certificado que está efectivamente “zombificándose”, es el momento de implementar las siguientes estrategias:
1. Aceptarlo. Llegada a este punto, la startup debe duplicar sus esfuerzos y fracasar a lo grande en lugar de diluirse lenta pero inexorable.
2. Poner el foco en un área de negocio concreta a fin de convertirla en una ventaja competitiva (incontestable) de cara a posibles rivales.
3. Hacer una adquisición como estrategia para quedarse con los empleados que forman parte de la compañía adquirida y dar así renovados bríos a la startup.

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