Tener a un buen líder a nuestra vera en el desempeño de nuestros quehaceres profesionales es un auténtico milagro (que como su propio nombre indica se prodiga poco pero no por ello deja de emerger de vez en cuando).
Diferentes estudios ponen de manifiesto que los empleados se muestran en términos generales más productivos si el jefe que les ha caído en suerte resulta de su agrado. ¿El problema? Que los buenos jefes escasean, pues tres de cada cuatro trabajadores confiesan que lidiar con su inmediato superior (huérfano probablemente de dotes de liderazgo) es la peor parte de su trabajo.
Quienes aspiran a ser ungidos con el título de buenos líderesdeben ganarse el respeto, y también la lealtad, de las personas a su cargo. Y ese respeto y esa lealtad tan anhelados echan anclas en los hábitos que disecciona a continuación Inc.:
1. Sea optimista y genuino
Cuando un líder desprende positivismo por todos los poros, hay definitivamente más posibilidades de que quienes le rodean enarbolen también la bandera del optimismo y hagan, por ende, del lugar de trabajo un sitio mucho más saludable (desde el punto de vista de las relaciones). De igual forma que la energía negativa hace aflorar las tensiones, la energía positiva afloja ostensiblemente tales tensiones.
2. Sea amable
Cuando más amable sea, más probabilidades tendrá de llevarse bien con las personas que pululan en su entorno laboral. Y cuanto mejor se lleve con esas personas, más probabilidades tendrá de alcanzar el éxito.
3. Muestre a las personas a su cargo que se preocupa por ellas
Un buen líder debe alimentar la felicidad y el bienestar de sus subordinados, a quienes debe inspirar de manera constante a través de una cultura capaz de dar alas a su engagement.
4. No infunda miedo a sus subordinados
Sea abierto y cercano con las personas a su cargo, anímelas a dar voz a sus ideas y tómese la molestia de agasajarlas con su “feedback” (tanto positivo como negativo). Cuando un líder demuestra a sus empleados que sus opiniones y sus ideas son siempre bien recibidas, estos le corresponden con su respeto y su lealtad.
5. Haga del “feedback” una parte regular de su día a día
Alguien dijo una vez que el “feedback” era el desayuno de los campeones (con ánimo de triunfo) y es desde luego tarea de un buen líder procurar a sus empleados ese “feedback” de manera sincera, honesta y lo más frecuente posible. El trabajo de un buen jefe es motivar a sus empleados e inspirarles a la hora de mejorar, no castigarles por atreverse a transitar por nuevos senderos y cometer errores.
6. Relájese y deje que todo fluya
Aunque hay fechas límite, objetivos y resultados que un jefe no puede soslayar, conviene no olvidar tampoco que los trabajadores cometerán inevitablemente errores en su búsqueda de soluciones. Y que tales errores no son ni mucho menos el fin del mundo.
7. Inocule confianza en todo lo que hace
La confianza es absolutamente clave para que los líderes puedan ganarse el respeto y la lealtad de las personas a su cargo. Por eso es vital que el liderazgo se ejerza desde la honestidad y el apoyo a los subordinados, un apoyo que debe aflorar tanto en los momentos buenos como en los malos.
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