Si quieres mejorar tus dotes de liderazgo, es fundamental que trabajes tu actitud y la posición que tomas al emitir retroalimentación hacia tus empleados. Hoy, te recordamos algunos hábitos que debes eliminar.
Encontrar el estilo de liderazgo que mejor se adapte a ti y ponerlo en práctica siempre sin fisuras ni errores es imposible. Todos somos seres humanos y cometemos fallos, tenemos malos días o carecemos de las herramientas adecuadas de dirección y de resolución en determinados momentos. Sin embargo, también podemos intentar corregir aquellas actitudes negativas que merman el talento y la motivación de los trabajadores de un equipo.
Para cuidar el feedback que se emite a los empleados es importante tener como pilar fundamental la autoconciencia, fomentando en todo el organigrama de la compañía una cultura corporativa positiva basada en el respeto, la responsabilidad, la colaboración y la confianza mutua. En el lado contrario, un comportamiento disfuncional o narcisista -con falta de autoconciencia- genera malas tomas de decisiones, relaciones tóxicas en el espacio de trabajo y una política de liderazgo viciada y hermética.
Para asegurarte de utilizar bien la inteligencia emocional como líder, existen diversas consideraciones que debes tener en cuenta, en especial en lo que atañe a los malos hábitos de conducta. Repasamos algunos de los más perjudiciales.
Exceso de pesimismo
Las personas que siempre ven el vaso negativo contagian esta perspectiva a los que los rodean. Además, pueden distorsionar la percepción que los demás tienen de sí mismos, generar expectativas excesivas e imposibles de cumplir -que limitan la aceptación de las cualidades, virtudes y errores de los demás- y generan la tendencia a la crítica y el ambiente insano.
Ser demasiado exigentes
Una cota de exigencia notable y la competitividad sana pueden ser factores positivos en el ecosistema de la empresa, pero si te pasas, generarás frustración y problemas de motivación, estrés y baja productividad en el seno de tu equipo, fomentando una visión individualista en lugar de beneficiarte del trabajo colaborativo. Ser demasiado exigente como líder nubla la realidad y sabotea los procesos de trabajo.
Críticas constantes
La crítica horizontal, constructiva y sincera es positiva, no así las críticas constantes, poco productivas o emitidas desde una posición de superioridad y desprecio. Por eso es importante que los líderes trabajen la autoconciencia, escuchen antes de sacar conclusiones precipitadas, controlen el carácter impulsivo y presten atención para mejorar sus habilidades de comunicación a la hora de dialogar con el equipo. No te olvides que “cuando juzgamos, invocamos el juicio sobre nosotros mismos”.
Perfil obsesivo
Las personas obstinadas y obsesivas son incapaces de cambiar su perspectiva de ver o la manera de hacer las cosas, perseverando de forma implacable en cosas que escapan a su control. Debes aprender como líder a aceptar los errores y rectificar tras ello, delegar responsabilidades e intercambiar roles y otorgar confianza y autonomía a tu equipo de profesionales.
Liderazgo intolerante
La paciencia y la apertura de miras son fundamentales para generar un espacio de trabajo plural, diverso y flexible donde todos tengan cabida. De lo contrario, poner expectativas demasiado altas, no escuchar o perder los nervios solo delatan a un líder sin empatía ni inteligencia emocional para sortear las adversidades. En este enlace encontrarás consejos para fomentar el respeto de tu equipo.
Demasiado perfeccionismo
La necesidad imperiosa de no cometer errores nunca y sentir cada pequeño fallo como un imperdonable fracaso a nivel profesional únicamente lastran tu capacidad de mejora, perturban tu bienestar interior y contagian al resto de la plantilla un clima de excesivo perfeccionismo, que puede desembocar en una competitividad insana.
Incapacidad de tomar decisiones
Un líder indeciso perjudica a su equipo al sentirse paralizado, intelectualizar demasiado las cosas o desconfiar permanentemente de su propia intuición. Es fundamental consultar dudas, compartir temores y aprender a tomar decisionesde una forma consciente, innovadora y con conocimiento de causa.
Vía | Inc
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