viernes, 22 de junio de 2018

Los 7 ingredientes de las historias "cocinadas" por marcas que son chefs del marketing

Las historias que hay agazapadas en las entretelas de las marcas son un poderosa manera de generar “awareness”, de comunicar, de persuadir, de modificar comportamientos y de prender la mecha de las discusiones.

Con una buena historia a su vera (una historia de cabecera), las marcas tienen la posibilidad de reforzar los valores que tejen, hebra y hebra, y como si fuera un tapiz su propia cultura empresarial.

En las buenas historias, aquellas que dejan verdaderamente huella en el corazón del consumidor, se dan cita los elementos que desmenuza a continuación Branding Strategy Insider:


1. Son historias (en el más estricto sentido de la palabra) y como tales tienen un inicio, un nudo y un desenlace.

2. En ellas palpita desbocada la intriga. Una buena historia despereza las adormiladas neuronas de quien la escucha, es novedosa, en informativa, es interesante y está bien avenida con el entretenimiento.

3. Son auténticas. Los personajes, los escenarios y los desafíos que se pasean por la historia de una marca son (y se sienten) reales. Una historia que está claramente divorciada de la verdad y exuda ficción por todos los poros no hará sino lastimar la credibilidad de la marca que la narra

4. Son ricas en detalles. Los detalles minúsculos y aun así vívidos (y dotados de relevancia) realzan la autenticidad de las historias.

5. Dan cobijo a las sorpresas. En ellas hay giros que la audiencia no espera en absoluto y que son capaces de dejarla boquiabierta.

6. Por ellas desfilan personajes sumamente empáticos, tanto que el público puede ponerse perfectamente en sus zapatos, también en quien ejerce de héroe (que es humano y como tal está acosado por los problemas).

7. Rezuman conflicto y tensión. El conflicto y la tensión son, al fin y al cabo, la principal materia prima de las historias. Si no hay lucha ni tensión, las historias está condenadas a quedarse huérfanas de interés. Para que la audiencia pueda empatizar con el héroe, éste tiene que toparse de bruces con muros aparentemente infranqueables.

Vía: Marketing Directo

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